sábado

Creando el Círculo...

 Habrás advertido que todo lo que hace un indio tiene forma de círculo,
y es así porque el Poder del Mundo siempre trabaja en círculos, y
todas las cosas tienden a ser redondas…

 El firmamento es esférico, y he oído que la Tierra es redonda como una
bola y que las estrellas también lo son. Cuando su máxima furia se
desata, el viento se arremolina. Los pájaros hacen sus nidos en forma
de círculo, pues su religión es la misma que la nuestra… Incluso las
estaciones, en su metamorfosis, describen un gran círculo y retornan
siempre a su punto de partida.
 La vida del hombre es un círculo que nace y termina en la infancia, y
lo mismo les ocurre a todas las cosas conectadas con el movimiento de
ese poder.
 Alce Negro, chamán de la tribu Sioux Oglala dice: 

"hay una pacífica revolución en marcha, un movimiento espiritual de la
mujer que es difícil de percibir a simple vista, a través de los
círculos de mujeres, de mujeres con capacidad sanadora, ¿podría dar la
cultura un vuelco?
 

Si existen dos o más espíritus afines, hermanas de alma, amigas de
inquietudes similares con las que compartir el entusiasmo de querer
que el círculo se realice, mayor será la energía creativa para
trazarlo.
 A cubierto, al aire libre, en una oficina o casa, en una sala de
meditación o de estudio, en un cuarto de estar o un cocina…

 Lo importante no es dónde se reúne el círculo, sino si ese lugar puede
servirle de Santuario: si puede ser un lugar íntimo, a salvo de la
intromisión de otras personas y de ruidos, un lugar donde,
figuradamente, se haya colgado el letrero de “No molesten”; donde se
puedan cerrar las puertas y haya silencio, y donde el escándalo de las
carcajadas y de las expresiones de alegría de un círculo de mujeres no
moleste tampoco a nadie.

 Crear un espacio a modo de altar, alrededor del cual se congregarán las mujeres.

 La primera reunión del círculo es el comienzo. Lo que suceda en ese
primer encuentro influirá en los posteriores. Cuando se está creando
algo nuevo, el comienzo importa.

 EL BASTÓN DE LA PALABRA
 Está tomado de nuestras relaciones indígenas. Los consejos de ancianos
y de madres del clan se reúnen en círculo para discutir un problema o
tomar una decisión. En los consejos, escuchar es igual de importante
que hablar, luego el silencio importa, y uno sólo hablas tras haber
deliberado. El “bastón de la palabra” puede no ser un bastón, sino
algo consagrado o destinado a ese fin. Un objeto simbólico, por
ejemplo, realiza la misma función.

 UN CÍRCULO DEBE SER UN LUGAR SEGURO
 Para que un círculo de mujeres sea un lugar seguro lo que en él se
diga debe ser tratado con respeto, por más digna de lástima o
vergonzosa que sea una confesión, por más que pudiera prestarse como
sabroso objeto de cotilleos.

 Un círculo seguro acoge el sueño de la mujer confidencialmente y
sustenta la posibilidad de que se realice. Puede que el arquetipo del
círculo sea perfecto; un círculo de mujeres nunca lo es. Pero si se
mantiene en contacto con su centro cuando los problemas surgen y hay
sabiduría, amor, honradez y cabida para las equivocaciones, el círculo
es más que “aceptable”: es creatividad, es una obra de arte en
construcción.

 El centro invisible del círculo es un fuego sagrado que arde en el
centro de un hogar circular.

 En la Grecia clásica a esta fuente de luz y de calor se la llamaba
Hestia: la divinidad femenina que reside en el centro de la tierra,
diosa del fuego que arde en el hogar, y del templo.

 Un círculo de mujeres tiene, además, un centro visible que es el
espacio destinado al altar; que puede estar vacío, decorado con la
sencillez propia del zen, o contener objetos simbólicos con
significado personal. Como la mesa que se prepara para la cena del
séder judío, el altar se crea de nuevo en cada reunión, pues éste es
un círculo ceremonial, un ritual sagrado, un encuentro de mujeres
implicadas en una manifestación artística, capaz de cambiarnos a
nostras mismas y al mundo.

 Un círculo es un grupo de mujeres que inventan sus propias ceremonias
y celebraciones, sus propios rituales de iniciación; que celebran
cumpleaños y festividades tradicionales, o la llegada de las
estaciones y los solsticios: cualquier acontecimiento que implique un
significado.

 El toque ceremonial: Una o varias velas colocadas en el centro. Una
vela votiva, o una vela especial, nueva, encendida por primera vez en
cada encuentro; o tantas velas como mujeres haya en el círculo. Una
palmatoria particular, un cuenco de velas flotantes, o incluso la
mecha encendida de una lámpara de aceite. Cada una de ellas es el
símbolo visible de un fuego que no se puede ver, que es espíritu,
alma, sabiduría, claridad, corazón: el fuego en torno al cual nos
reunimos.

 Un paño para el altar.
Una tela elegante o con colorido especialmente ideada para este fin, o
quizá un pañuelo o mantón transformado para la ocasión en paño de
altar. Sobre él puede haber una vela, flores, o no haber nada.

     
 CÓMO CONVOCAR EL CÍRCULO
 En algunos círculos, las mujeres entrelazan sus manos y guardan
silencio. Lo que da comienzo a otros es un sonido: el tañido de una
campana, cuenco tibetano, o tambor. Algunos círculos, recreando los
rituales indígenas, utilizan el humo de la salvia; otros, música o un
cántico.

 Algunos se sirven de palabras pronunciadas en tono ceremonial para
abrir el círculo e invitar a los espíritus a entrar en él, o se
alinean con respecto a los cuatro puntos cardinales, la Tierra y el
Cielo.

 Como en todas las demás cuestiones relacionadas con los círculos de
mujeres, no hay una única manera de hacerlo.

 Pide la bendición del círculo al aventurarte más allá de las fronteras
del mundo que hasta ahora conocías y entra en una nueva fase;
reinvéntate a ti misma. El rito es un acto creativo, es arte escénico;
tan elaborado como el de la Iglesia con mayúsculas o tan simple como
la observación silenciosa.

 CÓMO FINALIZAR EL CÍRCULO
 Al igual que hay maneras de abrir el círculo, hay maneras de cerrarlo:
palabras, un ritual, un sonido, el silencio; apagar la vela…

“Confiemos las unas en las otras hasta que volvamos a encontrarnos.”

 
“El millonésimo Círculo” de Jean Sinoda Bolen

2 comentarios:

  1. Hermoso, me gustaría ser parte de uno, aún no tengo manada :)

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    1. Auuuuuuuuullar para encontrarla es el primer paso, y eso has hecho... Si quieres aquí está tu Manada ;)))

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